Colchón verde (Cruising)

No vamos a referirnos con este término a los amigos del ambientalismo, a los naturalistas o ecologistas. Aquí vamos a hablar de aquellas parejas que víctimas de un apuro sexual tienen que acudir, no precisamente a un prado verde coronado de jardines perfumados y aves del paraíso, sino a un matorral, a un pajar, a una maraña selvática, cuando no a un lodazal plagado de infusorios. Lo que sucede es muy simple: cuando un polvo dice que va para afuera no lo detiene nadie, ni nada. De todas formas, la naturaleza también sabe nutrirse de la lluvia blanca así salga de una apretada y pequeña manguera natural.

El colchón verde, gracias a su amplitud, se presta para la plena libertad, para realizar piruetas circenses, acrobacias, contorsiones, volteretas y corvetas: pero de una cosa sí hay que cuidarse: de las avispas africanizadas y de las punzantes hormigas bulldog que se introducen por cualquier rendija.