Cuando usted reciba un pene, bien sea de plástico, PVC, caucho o de cristal, como obsequio de cumpleaños o traído de navidad no lo destape delante de los niños, la abuelita, los ancianos o su perro. Tómelo discretamente y llévelo a un lugar secreto.
No pregunte a grandes voces si vibra, se calienta, se retuerce, ni mucho menos cuánto mide. Sea discreto, en lo posible y traduzca con mucho cuidado las instrucciones: si el juguete es eléctrico, recuerde que estando adentro no es posible la recarga; pero si trabaja con corriente alterna, observe bien el voltaje para no quedar empotrado en la pared como pintura rupestre y con el dildo adentro; pero bien adentro.
¿A quién no le ha dado cutucutu o culillo? Por muy macho que aparente ser un hombre tiene que reconocer que muchas veces en la vida ha le han temblado las corvas, por ejemplo, cuando lo hayan espantado. En este sentido se tienen la creencia que las mujeres son más guapas que los hombres, pero que cuando se dice: ¡A correr!, no hay quien las alcance, así vayan entaconadas y con falda estrecha.
Pero, ¿de dónde salió lo de cutucuto para expresar el susto, el pavor y hasta el terror? Muy sencillo. Todos estos pueblos tienen un origen y una tradición campesina, y con ellos siempre han estado las aves de corral principalmente del orden de las especies galliformes, cuya matrona es y lo será siempre la gallina.
No vamos a referirnos con este término a los amigos del ambientalismo, a los naturalistas o ecologistas. Aquí vamos a hablar de aquellas parejas que víctimas de un apuro sexual tienen que acudir, no precisamente a un prado verde coronado de jardines perfumados y aves del paraíso, sino a un matorral, a un pajar, a una maraña selvática, cuando no a un lodazal plagado de infusorios. Lo que sucede es muy simple: cuando un polvo dice que va para afuera no lo detiene nadie, ni nada. De todas formas, la naturaleza también sabe nutrirse de la lluvia blanca así salga de una apretada y pequeña manguera natural.
Existe un refrán mexicano que dice: “Si me le monto me tienen que bajar a bala”. Ahora bien, si nos situamos en el terreno hípico, existen varias formas de montar: los perseguidos por el tiempo, que se le trepan a la cabalgadura con montura y estribos, como una tarea más de su trabajo; escasamente descubren una aberturita por donde dejan asomar su desbocada naturaleza forrada sólo por un guantecillo.
Neologismo que describe que describe la distorsión deliberada de una realidad en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales, esto con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales.
La palabra estatuafobia o estatuofobia ha surgido ante las protestas contra la discriminación racial, y significa simplemente aversión, rechazo e incluso la destrucción de algunos íconos concretos, principalmente aquellos que simbolizan el racismo.
Ahora bien, sabemos que a lo largo de la historia ha habido infinidad de revueltas antirracistas, y a esta parte del siglo XXI han tenido como foco importante de atención lo simbólico, representado en figuras que confirman la hegemonía blanca y racista, en tanto guardan tributo a la opresión ilimitada hacia negros e indígenas de ahí que se haya identificado con el poscolonialismo.
las cronofilias son preferencias sexuales atendiendo principalmente a la edad de la persona objeto de placer; en este sentido se tienen las siguientes parafilias:
Infantofilia: atracción hacia niños en edad parvularia (1 a 5 años de edad). Es catalogada como pedofilia y tiene efectos legales, al ser considerada como abuso sexual infantil en todo el planeta.
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