Archivos Mensuales: noviembre 2023

Perreo

Tipo de baile centroamericano del género musical reggaetón en donde la pareja, insinuando sexo anal, hace una danza erótica,  fingiendo con sus movimientos una penetración sexual de tipo canina.

Los eróticos movimientos no sólo son horizontales, como cualquier danza agitada, sino también verticales, dado que ambos danzarines, en un acompasado movimiento flexo femoral, van subiendo y bajando, pegados como reventando globos.

Los bailarines más hábiles agregan un tercer movimiento rítmico circular de vientre contra cadera, como batiendo un postre lácteo o natilla  española, hasta el punto de quedar lengua afuera,  como los perritos, siseando el guau, guau, guau.

Machirulo

Termino coloquialmente despectivo con el que se califica al hombre que presume ser el macho alfa, y se enorgullece de su condición masculina, con lo que responde a conductas subyugadoras propias de un patriarcado que hoy en día está mandado no sólo a recoger, sino a tirar a la basura.

El término machirulo ganó popularidad gracias a que ha sido empleado por diferentes figuras femeninas del área política con el fin de criticar a los oponentes, cuyas opiniones o declaraciones tienen un sentido machista.

Para el psicoanálisis la autoafirmación sistemática y reiterada de la masculinidad es una actitud propia de un hombre que abriga serias dudas sobre su virilidad.

Auditoría forense

Una auditoría es una revisión interna o externa de los procedimientos que se llevan en una empresa a nivel contable o laboral, entre otros, para comprobar que se reúne una serie de requisitos establecidos.

Por otro lado, el término forense, del latín “forensis” significa plaza pública en donde las asambleas romanas buscaban descubrir y divulgar fraudes y delitos en desarrollo de las funciones públicas y privadas.

Aunque el término forense se asocia con medicina legal, necropsias, patologías y autopsias, no está muy lejos de la realidad, al desnudar las cifras financieras y ponerlas al descubierto, mostrando con lupa la realidad de los hechos.

Luego de una justa auditoria forense, los investigados deben de quedar como el cadáver: mirando para adentro.

A medias tintas

Es una expresión elegante y refinada usada para expresar ambigüedad o poca claridad, al tiempo que deja una cierta duda o desconfianza.  Su origen se remonta a la Edad Media en donde las tintas se hacían a partir de metales, semillas y secreciones del calamar y del pulpo, además de barnices y resina.

El proceso y la calidad de los materiales de elaboración daba pie para distinguir unas tintas de mejor o de mediana adherencias a la superficie del papel. Así que algunos pergaminos o rollos permitían una fácil lectura y otros, medio borrosos, unos caracteres ambiguos.

«Déjese ya de medias tintas y dígame la verdad». 

“Este asunto no admite neutralidades, ni medias tintas. … No son tiempos para tibiezas”.

There is no room in war for half measures (en la guerra no hay espacio para medias tintas).

Aquí hay gato encerrado

En la Península Ibérica durante los siglos XVI y XVII, se le denominaba “gato” a un bolso de cuero destinado para esconder o cargar los maravedís de oro o plata o de vellón (aleación de oro y cobre).

Los gatos robustos eran escondidos en los sitios más disimulados de la casa para burlar a los ladrones, y los gaticos, tipo monederos los hombres los llevaban colgados de la pretina al beso de sus testículos; las mujeres, como siempre dentro de su corpiño, al beso de su corazón.  

Decir “aquí hay gato encerrado”, en aquella época, era una señal de sospecha que utilizaban los ladrones para avisar a sus secuaces que había dinero para robar. Hoy en día la utilizamos para señalar situaciones o acciones que despiertan desconfianza o inquietud, y que nos previenen ante un potencial engaño. 

Así, el anuncio de un cambio de estrategia de Joe Biden en su percepción de Cuba y Venezuela, nos dice que “hay gato encerrado”.       

Perfumar un bollo

Se aplica a la acción de cotejar dos o más cosas para dar sacar semejanzas, y en donde la acción del verbo “perfumar” con fragancia, bálsamo o efluvio, se aplica al complemento directo “un bollo”, que para algunas regiones de Suramérica equivale a una porción cilíndrica de excremento.

¿Y cuándo se aplicar esta vulgar analogía? Simplemente cuando el objeto, que por desgracia está en la categoría de trebejo, deslucido, inservible, acabado y deteriorado se le aplica un retoque de belleza para disimular o esconder su estado, y en lugar de recobrar su lustre, lo hace más grotesco y risible.

Veamos algunos ejemplos en donde “se perfuma un bollo”:

Colocar un radio pantalla Bosé a un Jeep Willys 1954. 

Poner a rugir el motor de un vehículo de bajo cilindraje.

Lucir chaqueta rompevientos un ciclista de RAPI.

Llevar Chaleco antibalas celador de zoológico

Pintar una nevera vieja y desajustada.

Darle brillo a una olla con hendiduras.

Ponerse botos a los 90.

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Cosmografía

El hombre primitivo al salir de su caverna en una noche de verano debe haberse entretenido contemplando la silenciosa belleza del cielo estrellado. Así, nuestros antepasados se fueron familiarizando los movimientos del sol, la luna las estrellas, las estaciones, las constelaciones y fueron elaborando mapas estelares.

Cosmología

Más allá de la astronomía, esta rama del saber está vinculada con la física y las matemáticas. La cosmología se inicia con Aristóteles quien presentó su modelo geocéntrico, que se mantuvo por casi 2.000 años, hasta llegar hoy a las leyes científicas del universo.

Cosmogonía

A partir de la cosmogonía, el ser humano percibe, de cierta manera particular, aquello que lo rodea y da explicaciones sobre el movimiento de los astros, la vida, la muerte, los fenómenos naturales, origen del mundo, y así forja su identidad y minimiza la incertidumbre frente al caos. Existen muchas cosmogonías, como por ejemplo, la azteca, griega, maya, egipcia, hebrea, budista, hindú, entre otras.

Filogenia y Ontogenia

Filogenia estudia el origen y desarrollo de las especies a lo largo de toda historia evolutiva, y la Ontogenia estudia el desarrollo individual de cada ser vivo a lo largo de su vida.

Todo ser recorre en su ontogenia lo que sus antecesores recorrieron en su filogenia” (Ley de Haeckel). Esto significa que el embrión en su formación debe recorrer los mismos estados (pez, reptil, mamífero) que pasaron sus antecesores de la misma especie.

Esta ley haeckeliana en la cual “la ontogenia recapitula la filogenia» fue rebatida por varios científicos modernos los cuales afirman que sólo se recapitulan ciertos rasgos de los embriones de sus especies antecesoras, y que cada especie tiene un ADN  particular y no es capaz  volver a recrear en su desarrollo embrionario las etapas de otros organismos anteriores.

Ritmos infradianos, circadianos y ultradianos

Estas tres palabras están relacionadas con los ritmos biológicos de animales y plantas, y en nuestro caso, determinan prácticamente todas las principales actividades de nuestro organismo, la necesidad de sueño, de alimentación, las fases lunares para la siembra, y hasta el ritmo con el que parpadeamos.

Los ritmos ultradianos son períodos de variación inferiores a 24 horas. Los humanos lo manejamos de una manera lineal mediante la ayuda del reloj, para establecer los tiempos laborales, de alimentación, de descanso, y son también la frecuencia respiratoria, cardíaca y la actividad eléctrica cerebral.  

Los ritmos circadianos son las variaciones similares a la duración del día y se traducen en los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas. Estos procesos responden, principalmente, a la luz y la oscuridad, y afectan a la mayoría de los seres vivos en cambios de la temperatura corporal, de secreción de hormonal, de crecimiento, de excreción urinaria.

Los ciclos infradianos son los períodos de variación superiores a la duración del día, las mujeres manejan un “segundo reloj” del cuerpo: el ciclo menstrual que puede variar de 21 a 35 días. Los campesinos manejan un reloj lunar para sus cosechas, la población joven, las etapas en la formación escolar.

Teoría Queer

Las sexualidades periféricas son aquellas orientaciones sexuales que traspasan la frontera de la sexualidad aceptada socialmente, esto es la heterosexual y monógama, las cuales están basadas en la resistencia a los valores tradicionales, y al asumir la transgresión muchas veces el precio que se tiene que pagar es el rechazo social, la discriminación y el estigma.

En respuesta a esta la marginación que está presente en todas las instituciones sociales, desde la familia hasta los espacios educativos y los laborales, la Teoría Queer intenta cambiar el sentido de la injuria para convertirla en un motivo de estudio, e incluso de orgullo.

Así, que ser diferente se toma como una categoría de análisis para denunciar los abusos que se presentan desde la misma ciencia, ya que los textos científicos han sido por lo general elaborados por personas de género masculino, de raza blanca, de preferencia heterosexual, de clase media y de religión cristiana.

Lo anterior deja invisibles a otros colectivos como las mujeres, los negros, los indígenas, los homosexuales, los transexuales, los pobres, los musulmanes, etcétera. Es por ello que la Teoría Queer intenta dar voz a estas identidades que han sido acalladas por el androcentrismo, la homofobia, el racismo y el clasismo de la ciencia.

Gris-asexualidad

Aquellas personas que se identifican con la grisexualidad tienden a sentir atracción sexual por personas de ambos sexos en muy pocas ocasiones, con un nivel bajo de intensidad o bien solo en situaciones muy específicas; poseen, además, muy pocas fantasías, ningún interés en coquetear y ni siquiera atraer la atención de las personas.

La gris-asexualidad es una ruptura de paradigmas. Estas personas buscan escapar del capitalismo que absorbió el sexo como elemento de consumo por excelencia, bajo la máxima “el sexo vende”; más aún existe una falta de reconocimiento de las personas asexuales dentro del activismo LGTBIQ+, en donde la vocal A no aparece; y si está implícita en el signo más, para ellos no tiene importancia.

Gruñido

Para la lingüística son palabras adjetivas que conllevan buena carga afectiva, de ahí que resaltan las características negativas o desfavorables de una acción, institución u objeto. La publicidad política se vale de las palabras gruñido para desprestigiar a sus oponentes; ej., arrogante, mortífero, intimidante, enfermizo, terrorista, clientelismo, fascista (Samuel Hayakawa. “El lenguaje en el pensamiento y en la acción”, 1964). Para la semiótica es el sonido gutural, grave y corto que se produce por una breve exhalación de aire, en algunos animales como el cerdo y el perro, con intención amenazante.